25 mar 2011

El último soneto

La noche sangra a veces cuando escribo
y me hunde en un infierno de horas bajas,
cubriendo mis poemas con mortajas
que aprenden a herir en superlativo.

Se me envenena el verso sin motivo,
y el mismo corte que corta barajas
repite en mí ese baile de navajas.
Mas sigo vivo, herido pero vivo.

Me inunda el pecho la sangre gastada,
retumba un grito que se queda en nada,
y cada línea se convierte en reto.

Me venzo sobre el folio sin protesta
y el último suspiro que me resta,
lo gasto en acabar este soneto.

8 mar 2011

Historias azules

Historias de tinto y azul
en el bar de la avenida
de las noches sin dormir
y los días sin salida.

Cuando te vieron crecer
ya sabían que eras carne de cañón,
¿Y qué se le va a hacer?
Las calles nunca tuvieron corazón.

Aprendiste a volar
en la bruma leve y triste de un cigarro.
Espejismos nada más,
siempre tuviste los pies dentro del barro.

Lunas llenas de alquitrán
almohadas manchadas de saliva y sangre,
no has logrado escapar
de los agrios latigazos que da el hambre...

¿Para qué vas a llorar?
Si sabes que no te va servir de nada,
tienes una luna triste en la mirada,
y un almacén de coplas negras en el alma...

No hay lugar donde escapar
cuando sabes que no existirá el mañana,
nadie te enseñó a volar tras la ventana,
donde mueren los abrazos que te faltan...

Y las hadas que te olvidan van de farra,
tienes una luna triste en la mirada.

Historias de tinto y azul
en el bar de la avenida
de las noches sin dormir
y los días sin salida.

Te engañó la soledad
no sabías que las manos que acarician
también pueden golpear...
el dolor es otra herencia de familia.
 
Esas huellas de tu piel
son las mismas que tu madre maquillaba,
putas rosas de papel
que alguien riega con orín y mala baba.
 
En el último rincón
se oscurece cada lágrima vertida,
las barras de tu prisión
no son más que el miedo que te paraliza...
 
¿Para qué vas a llorar?
Si sabes que no te va servir de nada,
tienes una luna triste en la mirada,
y un almacén de coplas negras en el alma...

No hay lugar donde escapar
cuando sabes que no existirá el mañana,
nadie te enseñó a volar tras la ventana,
donde mueren los abrazos que te faltan...

Y las hadas que te olvidan van de farra,
tienes una luna triste en la mirada.

Historias de tinto y azul
en el bar de la avenida
de las noches sin dormir
y los días sin salida.

6 mar 2011

Quisiera ser

Quisiera ser valiente, como un verso incansable,
espina semi-impúdica de rosa suburbial,
quisiera ser valiente y deslizarme entre las gotas
henchidas de neón de tu ventana fría.

Quisiera ser inmenso, como los cristales de la noche,
que se abren a la herida de algún reflejo tenue,
inmenso como un cielo sin nubes ni mitades,
como un viento repleto de sauces y de almendros.

Quisiera ser hermoso como el cuenco de dos manos,
como una palabra vieja que aprende un niño nuevo,
como un rumor de verbos, de ausencia y caracolas
que aplaude y se derrama entre tus pies descalzos.

Quisiera ser sencillo, como un fruto desnudo,
como un amanecer sin tiempos ni resacas,
sencillo como el grito que late en mi garganta,
como un mundo sin dioses, ni sueños, ni mentiras.

Quisiera ser distinto, un hombre diferente,
con alas como espejos y un corazón sincero,
quisiera ser distinto, más hombre y menos niño,
y arroparme cada noche bajo un suspiro tuyo.

1 mar 2011

El hombre que planta rosas

El hombre que planta rosas en el hormigón
tiene una memoria de almendro en las solapas,
y un crujido como de huesos que se rompen
bajo la dureza de las uñas.
Pero la luna, cuando anochece,
sólo sueña con prescindir de los aromas
y encabritarse hacia el olvido
entre líneas blancas y tréboles que cruzan.

Un rugido reverbera entre callejones amargos,
ayer era una palabra de amor
y hoy sólo el viento sabe
en qué demonio la ha convertido.

Sobran palomas en la ciudad,
y falta una luna desnuda en el cielo,
este cielo descarado de vacíos imposibles
y de estrellas que piden la cuenta
cada vez que las abrazo.

No queda más que decir.
Tengo un dolor de espinas en las manos
y una historia de fracaso y decepción
por cada una de las cicatrices
que emborronan la inocencia de mi pecho.

Reina de espadas

Es yoyes, es la Juani, es la mujer
cansada de ser carne de esponsales,
de ser la rosa fiel de los rosales
y no tener voz para responder.

Se hartó de andar dejándose vencer
y alzó un grito de guerra sin vocales,
armada con sus ciclos menstruales
y mala leche pa' dar y vender.

Si ves aparecer su silueta,
atento, suelta incluso la maleta,
y escapa sin volver la vista atrás.

Da miedo cuando están tan cabreadas,
así son ellas, las reinas de espadas,
que saben a peligro y mucho más.